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LIBERTAD Y CONEXIÓN




Fue durante una conversación con mi esposo, después de disfrutar por tercera vez la película de Out of Africa que finalmente entendí. ¡Habían pasado veinticinco años! ¡A pesar de tenerlo frente a mis ojos! Federico manifestó que se identificaba con Denys, el protagonista de la pelicula. Admiraba y envidiaba su capacidad de defender sus valores e ideales, su rechazo a las etiquetas y normas sociales, su amor a la naturaleza, a los animales, a la música, a la aventura y, finalmente, su pasión por volar, viendo el mundo desde arriba y sientendose libre. Y sin decirlo, también se identificaba con la problemática de la pareja.

 

La película cuenta la historia romántica de la escritora Karen Blixen y el aventurero Denys Finch Hatton que transcurre en Kenia, en un rancho cafetalero cerca de Nairobi. Rodeados por una naturaleza exhuberante, animales salvajes y aborigenes kikuyos, masai y somalis, la pareja se enamora durante encuentros fugaces, donde ambos personajes demuestran arrojo y valentía. El amor se consolida durante un maravilloso vuelo sobre cerros, lagunas, selva y casacadas, en un safari de paisajes impresionantes, experiencias con la vida silvestre y conversaciones íntimas y finalmente con los cuentos nocturnos inventados por Karen frente a la chimenea, accompañados de vino y el Concierto para Clarinete, Adagi, de Mozart.


En una escena de la película Karen y Denys disfrutan una fogata en la playa en la que develan sus diferencias en cuanto a su relación. A continuación, transcribo algunas partes:

 

—Cuando te vas de Safari ¿siempre estás con alguien más?

            —De querelo, estaría contigo.

            —¿Alguna vez te sientes solo?

            —A veces.

            —¿Te preguntas si yo lo estoy?

            —No, nunca.

            —¿Y piensas en mí?

            —A menudo.

            —Pero aún asi no vuelves.

            —Siempre regreso. ¿Qué ocurre?

            —Nada. (pausa) Bror me pidió el divorcio. Quiere casarse con alguien.    Pensaba que tú y yo lo haríamos algún día.

            —¿Divorciarnos? Ja, ja. ¿Por qué una boda cambiaría las cosas?

            —Tendría alguien que sería mío.

            —¡No, no es así!

            —¿Qué hay de malo en casarse? (pausa)

—Yo me apareo de por vida. Un día a la vez.

            —Me gustaría que, aunque sea una vez, alguien me lo pidiera. Promete que me lo pedirás y yo prometo que te diré no.

            —¿Y me pides que confie?

            —Cuando te vas, ¿no solo vas a Safaris? ¿verdad?

            —No.

            —Solo quieres estar solo.

            —No lo hago para lastimarte.

            —Pero me lastimas.

            —Karen estoy contigo porque elijo estar contigo.  No quiero vivir de acuerdo a la idea de otros, de cómo debo vivir. No me pidas que haga eso. No quiero descubirir algun día, que estoy al último en la vida de alguien más. Estoy dispuesto a pagar por la mía. Estar solo a veces y hasta a morir solo si hace falta. Creo que es justo.

            —No tanto. Quieres que yo también pague.

            —No, tú puedes elegir, no me das a mí el mismo derecho. No estaré más cerca ni te amaré más por un pedazo de papel.

 

Cómo comprender las posturas y el vínculo entre Karen y Denys? ¿Podemos concluir que Karen lo ama ¿más? ¿O que Denys es egoista? ¿O más bien que Karen es controladora o “parece lapa”, como me decía Federico?


Tardé mucho tiempo, en comprender la necesidad de independencia y autonomía de Federico. Habíamos vivido muchas escenas parecidas a la de la pareja en Africa. Sucesos que variaban en intensidad emocional, desde amables peticiones, hasta reclamos, recriminaciones y peleas fuera de control. Luego pude aceptar que yo no tenía dominio sobre la cantidad, frecuencia y duración de los encuentros íntimos (no me refiero solo a los sexuales). Federico tenía la autoridad sobre ese aspecto de la relación. Claro, siempre estaba en mí la posibilidad de acceder o no cuando él queria estar conmigo y yo aprovechaba esa libertad. Pero para mi sorpresa, al dejar de tratar de manejar esa área, las cosas fluyeron mucho mejor. Interesante paradoja, al soltar el control se logra un equilibrio más sano.

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